Cuando el fluido hidráulico se calienta demasiado, pueden producirse varios efectos perjudiciales:
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Cambios de viscosidad: A medida que el fluido hidráulico se calienta, su viscosidad disminuye. Esto significa que el fluido se vuelve más fino y menos capaz de mantener la presión necesaria dentro del sistema hidráulico. Esto puede provocar una caída en la eficiencia del sistema y un fallo potencial en el movimiento o control de los componentes hidráulicos.
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Descomposición química: Las altas temperaturas pueden provocar la descomposición química del fluido hidráulico. Esto puede conducir a la formación de lodos y barnices, que pueden obstruir válvulas, filtros y pequeños conductos del sistema hidráulico, reduciendo su eficiencia y causando daños potenciales.
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Mayor desgaste y corrosión: La descomposición del fluido hidráulico también puede provocar un mayor desgaste y corrosión de los componentes del sistema. Esto se debe a que los aditivos protectores del fluido se consumen más rápidamente a temperaturas más altas, dejando las superficies metálicas expuestas a una mayor fricción y corrosión potencial.
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Lubricación reducida: Con la disminución de la viscosidad y la descomposición de los aditivos, las propiedades lubricantes del fluido hidráulico se ven comprometidas. Esto puede provocar un contacto metal-metal en el sistema, lo que puede causar un desgaste significativo y un fallo potencialmente catastrófico.
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Riesgo de cavitación: Las altas temperaturas también pueden aumentar el riesgo de cavitación, donde el fluido se vaporiza en zonas de baja presión, formando burbujas que pueden colapsar violentamente cuando alcanzan zonas de mayor presión. Esto puede causar daños importantes en los componentes hidráulicos.
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Sobrecarga del sistema: Si el sistema hidráulico no está diseñado para soportar altas temperaturas, el aumento de calor puede sobrecargar la capacidad de refrigeración del sistema, provocando temperaturas aún más altas y un círculo vicioso de sobrecalentamiento.
En resumen, cuando el fluido hidráulico se calienta demasiado, puede provocar una serie de problemas, desde una menor eficacia del sistema y un mayor desgaste hasta un posible fallo del sistema. Es crucial supervisar y controlar la temperatura de los fluidos hidráulicos para garantizar la longevidad y el correcto funcionamiento del sistema hidráulico.
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