Las principales diferencias entre los revestimientos de chapado en oro y los de PVD (deposición física de vapor) en oro residen en su fiabilidad, uniformidad de revestimiento, grosor variado y durabilidad. El chapado en oro es una técnica bien establecida con un historial a largo plazo, que ofrece una cobertura más uniforme y flexibilidad en el grosor del revestimiento. En cambio, el PVD de oro es un proceso más reciente que proporciona un revestimiento más duro y duradero, con mayor resistencia a la corrosión y a los arañazos, aunque puede tener limitaciones para llegar a zonas empotradas.
Fiabilidad: El chapado en oro ha sido una técnica fiable de acabado de metales durante décadas, lo que garantiza resultados constantes a largo plazo. El revestimiento PVD, aunque está ganando popularidad, es todavía relativamente nuevo y carece del amplio historial del chapado en oro.
Uniformidad del revestimiento: El chapado en oro puede cubrir zonas empotradas que la mayoría de los procesos de PVD no pueden alcanzar, lo que da como resultado un recubrimiento superficial más uniforme. Esto es especialmente importante en aplicaciones en las que el aspecto estético y la consistencia de la capa de oro son fundamentales.
Espesor variable: El chapado en oro ofrece una mayor flexibilidad a la hora de conseguir el grosor de revestimiento deseado, desde muy fino hasta extremadamente grueso. Esta adaptabilidad permite a los fabricantes adaptar el revestimiento a sus requisitos específicos, ya sea por motivos estéticos o por necesidades funcionales como la conductividad eléctrica.
Durabilidad: Por otro lado, el revestimiento por pulverización catódica de oro PVD se aplica en un entorno de plasma de alta energía, lo que permite aplicar revestimientos sobre una capa de un solo átomo con una pureza extrema. Este proceso da como resultado una unión más dura y fuerte a la superficie, haciéndola más duradera y resistente a la corrosión y los arañazos. Esto es especialmente beneficioso en industrias como la aeroespacial y la automovilística, donde las piezas están sometidas a duras condiciones.
En resumen, mientras que el chapado en oro proporciona un revestimiento más consolidado y uniforme con opciones de grosor variadas, el PVD en oro ofrece mayor durabilidad y resistencia al desgaste. La elección entre ambos depende de los requisitos específicos de la aplicación, incluidos factores como el coste, las preferencias estéticas y el uso previsto del producto revestido.
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