El uso de 121 grados centígrados en un autoclave se debe principalmente a su eficacia para esterilizar equipos y materiales matando bacterias, virus, hongos y esporas.
Esta temperatura, combinada con la presión de 104,2 kPa, garantiza una esterilización eficaz en un plazo relativamente corto, normalmente de 15 a 20 minutos.
5 razones clave por las que 121°C es la temperatura preferida en autoclaves
1. Relación entre temperatura y presión
A 121°C y 104,2 kPa, el autoclave utiliza vapor saturado para lograr la esterilización.
Esta temperatura es suficiente para inactivar la mayoría de los microorganismos, incluidas sus esporas, que son más resistentes al calor.
El vapor, al estar bajo presión, puede alcanzar temperaturas superiores al punto de ebullición normal del agua (100°C), lo que aumenta su capacidad para matar patógenos.
2. Eficacia temporal
El funcionamiento a 121 °C permite ciclos de esterilización relativamente rápidos, lo que resulta crucial en entornos médicos y de laboratorio en los que el tiempo es esencial.
Un ciclo típico a esta temperatura dura entre 15 y 20 minutos, lo que es significativamente más corto que a temperaturas más altas, que podrían requerir tiempos más largos para lograr el mismo nivel de esterilidad.
3. Normalización y seguridad
El ajuste de 121 °C está ampliamente aceptado y se utiliza en muchos protocolos de esterilización, lo que lo convierte en un estándar en la industria.
Esta estandarización garantiza que el equipo y los materiales se esterilicen de forma uniforme, reduciendo el riesgo de contaminación e infección.
4. Resistencia de los microorganismos
Aunque algunos microorganismos muy resistentes o los priones pueden requerir condiciones más extremas, la gran mayoría de los patógenos se inactivan eficazmente a 121°C.
Esta temperatura se elige porque equilibra la necesidad de una esterilización eficaz con consideraciones prácticas como el uso de energía y la durabilidad del equipo.
5. Calidad del vapor
El uso de vapor saturado a 121 °C garantiza un buen contacto entre el vapor y los objetos que se esterilizan, lo que es crucial para una transferencia de calor eficaz.
El vapor seco o sobrecalentado, que puede producirse a humedades más bajas, es menos eficaz y requiere temperaturas más altas y tiempos más largos para lograr la esterilización.
En resumen, el uso de 121 grados centígrados en un autoclave es una práctica bien establecida debido a su eficacia, eficiencia y a los protocolos estandarizados que garantizan la seguridad y fiabilidad en la esterilización de equipos médicos y de laboratorio.
Este ajuste de temperatura es un compromiso práctico entre la eficacia de la esterilización y la eficiencia operativa, por lo que es la opción preferida en muchos entornos.
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