La biomasa es una fuente renovable de energía derivada de materiales orgánicos como plantas y residuos animales.
Puede convertirse en varias formas de energía, como calor, electricidad y biocombustibles, mediante distintos procesos.
Combustión directa: La forma más sencilla de utilizar la biomasa
Uno de los métodos más comunes de convertir la biomasa en energía es la combustión directa.
Consiste en quemar biomasa para producir calor.
Este calor puede utilizarse para calentar edificios, agua o procesos industriales.
Además, el calor generado puede utilizarse para producir vapor, que acciona turbinas para generar electricidad.
Este método está muy extendido y se considera una de las formas más sencillas de utilizar la biomasa para la producción de energía.
Conversión termoquímica: Transformación de la biomasa en combustible
Los procesos termoquímicos, como la pirólisis y la gasificación, convierten la biomasa en combustibles sólidos, gaseosos y líquidos.
La pirólisis consiste en calentar la biomasa en ausencia de oxígeno para producir bioaceite, biocarbón y gas de síntesis.
La gasificación, por su parte, convierte la biomasa en un gas combustible (syngas) haciendo reaccionar el material a altas temperaturas con una cantidad controlada de oxígeno y/o vapor.
Estos gases pueden utilizarse como combustibles para calefacción o generación de electricidad.
Conversión bioquímica: Creación de biocombustibles a partir de biomasa
Los métodos bioquímicos, como la digestión anaerobia y la fermentación, transforman la biomasa en biocombustibles.
La digestión anaeróbica descompone los materiales orgánicos en ausencia de oxígeno para producir biogás, compuesto principalmente por metano y dióxido de carbono.
Este biogás puede utilizarse para calefacción, generación de electricidad o como combustible para vehículos.
Los procesos de fermentación convierten los azúcares de la biomasa en etanol, que se utiliza como biocombustible líquido.
Conversión química: Producción de combustibles líquidos a partir de biomasa
Los procesos de conversión química se utilizan para producir combustibles líquidos a partir de biomasa.
Estos métodos suelen implicar la transformación química de los componentes de la biomasa en moléculas más complejas adecuadas para su uso como combustible.
Por ejemplo, la transesterificación es un proceso químico que convierte los aceites vegetales y las grasas animales en biodiésel.
Potencial y retos de la energía de la biomasa
A pesar del potencial de la biomasa como fuente de energía, su uso generalizado se ve limitado por varios factores.
Entre ellos se encuentran el coste de construcción de las plantas de biomasa, la disponibilidad de terrenos adecuados para la producción de biomasa y la eficiencia de las tecnologías de conversión de la biomasa.
Sin embargo, la energía de la biomasa se sigue utilizando en varias regiones, sobre todo en zonas con abundantes recursos de biomasa, como Canadá.
Se utiliza para calentar, cocinar y generar electricidad.
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