La validación de un autoclave es crucial para garantizar que funciona correctamente y esteriliza con eficacia.
Hay tres métodos principales involucrados en la validación de autoclaves: calibración, validación de carga y Prueba de Aceptación del Sitio de Autoclave (SAT).
Calibración: Garantizar un control preciso de la temperatura
La calibración es un paso fundamental en la validación de autoclaves.
Consiste en determinar la temperatura real dentro del autoclave cuando se fija una temperatura específica.
Sin una calibración precisa, se desconoce la temperatura real en el interior del autoclave, lo que puede provocar una esterilización ineficaz.
La calibración comprueba la precisión de los componentes electrónicos, las sondas de temperatura y los manómetros del autoclave.
Esto garantiza que estos componentes funcionan correctamente y que el autoclave alcanza las temperaturas necesarias para la esterilización.
Validación de la carga: Confirmación de la eficacia de la esterilización
La validación de la carga es otro aspecto esencial de la validación de autoclaves.
Este proceso implica determinar y validar los programas y tipos de cargas que el usuario final utilizará para la descontaminación.
La validación de la carga se realiza normalmente utilizando cargas estándar, que representan el número, tamaño y masa máximos de artículos que se pueden esterilizar en autoclave de forma segura en un solo proceso.
Este enfoque "en el peor de los casos" garantiza que el autoclave pueda manejar eficazmente las cargas más difíciles.
La validación de cargas también incluye el uso de diversas técnicas de supervisión, como el registro de datos de tiempos y temperaturas.
Se utilizan indicadores biológicos y químicos, como tiras y suspensiones de esporas, para confirmar que el proceso de esterilización es eficaz para los tipos específicos de cargas que se procesan.
Prueba de aceptación del emplazamiento del autoclave (SAT): Verificación de la funcionalidad posterior a la instalación
La Prueba de Aceptación en Sitio de la Autoclave (SAT) se lleva a cabo después de que la autoclave es entregada, instalada y puesta en servicio.
Esta prueba implica una validación de la cámara realizada por el técnico o ingeniero del fabricante.
La SAT confirma la funcionalidad básica del autoclave y garantiza que el perfil tiempo-temperatura se cumple en toda la cámara.
Esta prueba utiliza un conjunto de termopares calibrados y certificados para verificar el funcionamiento del autoclave y recalibrar sus termopares internos si es necesario.
El SAT es crucial para garantizar que el autoclave está listo para su uso y que funcionará eficazmente en su nuevo entorno.
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