El proceso de autoclave consiste en utilizar vapor a alta temperatura bajo presión para esterilizar equipos y materiales.
Este proceso mata eficazmente microorganismos como bacterias, virus, hongos y esporas.
El proceso suele incluir tres fases principales:
1. Eliminación del aire
El paso inicial consiste en hervir agua para generar vapor, que entra en la cámara.
A medida que entra el vapor, se elimina el aire de la cámara.
Esto puede hacerse utilizando una bomba o sistema de vacío en los autoclaves más grandes, o por desplazamiento en los modelos más pequeños.
La eliminación del aire es crucial, ya que garantiza que el vapor pueda llegar a todas las partes de la carga, facilitando una esterilización eficaz.
2. Esterilización
Una vez eliminado todo el aire, se cierra la válvula de escape para aumentar la presión y la temperatura dentro de la cámara.
Se sigue añadiendo vapor y la temperatura se mantiene normalmente entre 121°C (250°F) y 135°C (273°F).
El proceso de esterilización, también conocido como tiempo de mantenimiento, puede durar de tres a 20 minutos, en función del contenido y el tamaño de la carga.
Este entorno de alta temperatura y alta presión es letal para los microorganismos, provocando la coagulación de sus proteínas y la pérdida irreversible de su actividad.
3. Enfriamiento y liberación de la presión
Tras el periodo de esterilización, se abre la válvula de escape para liberar el vapor y reducir la presión.
Este paso ayuda a enfriar la carga, haciéndola segura y manejable para su manipulación.
El principio de funcionamiento del autoclave se basa en la esterilización por calor húmedo.
La alta presión dentro de la cámara no sólo aumenta el punto de ebullición del agua, sino que también asegura una rápida penetración del calor en las partes más profundas del equipo que se está esterilizando.
Este método se utiliza ampliamente en las industrias sanitaria, de laboratorio, alimentaria y farmacéutica debido a su eficacia y fiabilidad para lograr la esterilidad.
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