Los recubrimientos PVD suelen ser seguros para los piercings, ya que ofrecen una superficie duradera, resistente a la corrosión e hipoalergénica. El proceso de revestimiento PVD consiste en depositar una fina capa de material sobre la superficie de un objeto, creando una fuerte unión a nivel atómico. El resultado es un acabado duradero y estéticamente agradable, resistente al desgaste, los arañazos y la corrosión.
El proceso PVD es respetuoso con el medio ambiente y reduce el uso de sustancias tóxicas en comparación con los métodos tradicionales de chapado. Esto lo convierte en la opción preferida para la industria quirúrgica y de implantes médicos, lo que indica aún más su seguridad para el uso en piercings. Las joyas con revestimiento de PVD pueden durar 3 años o más con el uso diario, bastante más que las galvanoplásticas.
Existen dos métodos principales de PVD para joyería: pulverización catódica y arco catódico. La pulverización catódica es el método más utilizado debido a su rango de temperatura adecuado para diversos materiales, mientras que el método de arco catódico es menos utilizado porque implica temperaturas extremadamente altas que pueden no ser adecuadas para todos los materiales.
En resumen, los revestimientos PVD son seguros para los piercings por su durabilidad, resistencia a la corrosión y propiedades hipoalergénicas. El proceso de PVD, respetuoso con el medio ambiente, da como resultado un acabado duradero y estéticamente agradable, lo que lo convierte en una opción popular para joyería y otras aplicaciones.
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