Entre las ventajas de convertir el plástico en combustible figuran la rentabilidad, la sostenibilidad medioambiental y el potencial de producción de combustible a medida. Este proceso no sólo ayuda a gestionar los residuos plásticos, sino que también ofrece una alternativa más limpia a los combustibles fósiles tradicionales.
Rentabilidad:
La conversión de residuos plásticos en combustible tiene un coste relativamente bajo, sobre todo si se compara con los métodos tradicionales de eliminación de residuos, como el vertido o la incineración. El proceso implica utilizar materiales de desecho difíciles de reciclar o no reciclables, convirtiendo así un problema de eliminación en un recurso. Por ejemplo, el uso de un catalizador como el metal de rutenio y carbono puede convertir el 90% de los residuos plásticos en combustible a una temperatura más baja, lo que hace que el proceso sea más económico y adecuado para un uso generalizado.Sostenibilidad medioambiental:
Este método reduce significativamente la cantidad de residuos plásticos que acaban en vertederos y océanos. Al transformar el plástico en combustible, la huella de carbono es menor en comparación con la combustión de combustibles fósiles. Además, el proceso no produce emisiones nocivas, lo que contribuye a un aire más limpio y un medio ambiente más sano. La posibilidad de ampliar el uso de esta tecnología para incluir otros tipos de residuos, como los metálicos, aumenta aún más sus beneficios medioambientales al promover una economía circular.
Producción de combustible a medida: