La principal diferencia entre una autoclave de 121 °C y una de 134 °C es la temperatura y el tiempo necesarios para la esterilización. Según las referencias, el efecto letal, o valor de letalidad, se consigue al esterilizar a 121 °C durante 15 minutos o a 134 °C durante 3 minutos.
Elegir la temperatura más alta de 134 °C puede ahorrar tiempo si el producto que se va a esterilizar puede soportar las temperaturas más altas. Esto es especialmente útil para esterilizar objetos voluminosos o grandes volúmenes de líquidos, ya que requieren tiempos de calentamiento más largos para alcanzar la temperatura de esterilización.
Los autoclaves funcionan en función del tiempo y la temperatura, y las temperaturas estándar suelen situarse en torno a los 121 °C. El proceso de esterilización consiste en someter el equipo y los suministros a vapor saturado a presión durante un periodo de tiempo específico, dependiendo del tamaño de la carga y de su contenido. Por motivos de seguridad, al manipular el autoclave deben utilizarse equipos de protección personal, como guantes, protección ocular y batas de laboratorio.
Los autoclaves vienen en diferentes tamaños, incluyendo modelos de sobremesa y modelos de suelo, para adaptarse a diversas necesidades de laboratorio. El tamaño del autoclave depende del número y el tipo de material de laboratorio que se vaya a esterilizar.
Existen diferentes tipos de autoclaves en función de su tamaño y principio. Los autoclaves a gran escala, adecuados para hospitales y laboratorios clínicos y de investigación, tienen un tamaño considerable y pueden tener cámaras dobles con capacidades que van de 500 litros a más de 1.500 litros. Los autoclaves de pequeña escala, adecuados para laboratorios universitarios y de escuelas superiores, son de menor tamaño y pueden albergar entre 20 y 300 litros de materiales autoclavables.
Según su principio, existen autoclaves de desplazamiento por gravedad, en los que el vapor caliente fuerza el aire a través de un respiradero, y autoclaves de desplazamiento por presión positiva, en los que el vapor se genera por separado y se transfiere al autoclave. También hay autoclaves de desplazamiento de presión negativa (vacío), que tienen tanto un generador de vapor como de vacío para eliminar el aire de la cámara.
El proceso de esterilización en autoclave implica hervir agua para generar vapor, eliminar el aire de la cámara, aumentar la presión y la temperatura, mantener la temperatura de esterilización durante un tiempo determinado, liberar vapor para reducir la presión y, por último, enfriar la carga antes de abrir el autoclave. La duración del ciclo de esterilización varía en función de los materiales que se esterilizan en autoclave y del tamaño de la carga.
En resumen, la diferencia entre un autoclave de 121 °C y uno de 134 °C es la temperatura y el tiempo necesarios para la esterilización. Elegir la temperatura más alta puede ahorrar tiempo, pero es importante tener en cuenta la capacidad del producto para soportar temperaturas más altas. Los autoclaves funcionan en función del tiempo y la temperatura, y existen diferentes tipos y tamaños de autoclaves que se adaptan a las necesidades específicas del laboratorio.
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