La energía de la biomasa no es eficiente debido principalmente a que su producción energética es inferior a la energía necesaria para su producción, a la liberación de gases nocivos durante su conversión y a los elevados costes asociados a su mantenimiento y funcionamiento.
Ineficiencia energética:
Los combustibles de biomasa, como el biocombustible, suelen requerir más energía para su producción y combustión de la que realmente rinden. Se trata de un inconveniente importante, ya que significa que la energía necesaria para transformar la biomasa en combustible utilizable es superior a la energía producida. Por ejemplo, la energía necesaria para cultivar, cosechar y convertir la biomasa en combustible puede ser mayor que la energía derivada del propio combustible. Esto hace que la biomasa sea menos eficiente que los combustibles fósiles, que son más densos energéticamente y requieren menos energía para su extracción y refinado.Impacto medioambiental:
Durante la conversión de la biomasa en energía, se liberan varios gases nocivos, como metano y dióxido de carbono, que contribuyen al calentamiento global. Además, las emisiones de monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno y partículas contaminantes pueden provocar contaminación atmosférica y esmog si no se gestionan adecuadamente. Este impacto ambiental es una preocupación importante, ya que anula algunos de los beneficios ambientales que se espera que proporcionen las fuentes de energía renovables.
Costes operativos elevados:
El funcionamiento de las plantas de biomasa requiere un terreno considerable para el crecimiento y almacenamiento de los materiales de biomasa. Esto conlleva elevados gastos en términos de uso del suelo y mantenimiento. La infraestructura a gran escala necesaria para apoyar la producción de energía a partir de biomasa puede tener un coste prohibitivo, lo que la hace menos viable económicamente en comparación con otras fuentes de energía.
Uso ineficiente y potencial de no renovabilidad: