Los humos de la soldadura fuerte pueden ser tóxicos, sobre todo cuando contienen ciertos elementos peligrosos como plomo, zinc y cadmio. Estos elementos pueden liberarse en forma de gases durante el proceso de soldadura fuerte, especialmente en entornos de alta temperatura como los hornos. La toxicidad de estos humos puede variar en función de los metales específicos que se utilicen y del tipo de atmósfera de soldadura fuerte.
Plomo, zinc y cadmio en la soldadura fuerte:
Históricamente, el plomo se utilizaba en algunos aceros para facilitar su mecanización, pero su uso ha disminuido debido a su peligrosidad. En la soldadura fuerte, el plomo puede suponer un riesgo importante para la salud si está presente. Del mismo modo, el zinc y el cadmio se añaden a menudo a los metales de aportación para soldadura fuerte con base de plata (BFM) para reducir sus puntos de fusión y mejorar la fluidez. Sin embargo, estos metales son volátiles y pueden desprender gases a temperaturas de soldadura fuerte, lo que provoca la liberación de humos tóxicos. Estos humos pueden contaminar el entorno del horno, sobre todo en los hornos de vacío, donde pueden causar graves daños. Por ejemplo, el latón, que suele contener zinc, nunca debe soldarse en un horno de vacío debido al riesgo de desgasificación del zinc.Consideraciones atmosféricas:
La elección de la atmósfera en la soldadura fuerte es crucial, ya que puede influir en la formación de humos tóxicos. Las atmósferas inertes, como el hidrógeno y el amoníaco disociado, se utilizan a menudo para evitar la oxidación y producir un acabado limpio. Sin embargo, estas atmósferas deben gestionarse con cuidado para evitar riesgos de seguridad. Por ejemplo, el argón, un gas inerte utilizado en la soldadura fuerte, puede suponer un riesgo si no se contiene adecuadamente debido a su naturaleza más pesada que el aire, pudiendo acumularse en zonas bajas y desplazar al oxígeno, con el consiguiente riesgo de asfixia.
Medidas de seguridad y recomendaciones: