El grosor de los revestimientos PVD (deposición física de vapor) suele oscilar entre 0,25 y 5 micras. Esta delgadez es crucial, ya que permite que los revestimientos mejoren propiedades como la suavidad, la dureza, la resistencia a la corrosión y la capacidad de carga sin alterar significativamente el aspecto del material. Para aplicaciones decorativas, los revestimientos pueden ser tan finos como de 0,2 a 0,5 micras y seguir ofreciendo durabilidad durante muchos años. En aplicaciones más exigentes, el grosor puede tener que ser superior a 1 micra, y el sustrato también debe ser más duro para soportar el fino revestimiento bajo tensión. El grosor específico elegido depende del uso previsto del material revestido y de las condiciones a las que se enfrentará.
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