La capacidad de un horno de laboratorio puede variar según el modelo y el tipo.
Normalmente, las estufas de laboratorio tienen una capacidad que oscila entre 28 litros (1 pie3) y 240 litros (8,5 pies3).
Estas estufas están diseñadas para aplicaciones comunes de calentamiento y secado y ofrecen un procesamiento eficaz de las muestras.
Las estufas de laboratorio funcionan mediante calentamiento por convección, lo que permite una deshidratación gradual de las muestras sin calor radiante directo.
Suelen tener un respiradero para permitir la salida de la humedad, los compuestos orgánicos volátiles (COV) y los humos.
Los hornos de laboratorio pueden alcanzar temperaturas de entre 200 °C (392 °F) y 300 °C (572 °F).
En cambio, los hornos de laboratorio, también conocidos como hornos de mufla, son capaces de alcanzar temperaturas mucho más elevadas.
Estos instrumentos compactos están diseñados para aplicaciones que requieren temperaturas superiores a 300°C y pueden alcanzar temperaturas superiores a 1700°C.
Los hornos de laboratorio se utilizan para procesos como recocido, crecimiento de cristales, fusión, incineración, unión de materiales y secado de componentes.
No son compatibles con materiales orgánicos debido a las altas temperaturas que alcanzan.
Los hornos de laboratorio y los hornos de laboratorio difieren en sus rangos de temperatura y aplicaciones.
Los hornos de laboratorio son adecuados para tareas comunes de calentamiento y secado, mientras que los hornos de laboratorio se utilizan para aplicaciones a temperaturas más altas que requieren un control preciso.
Es importante tener en cuenta los requisitos específicos de temperatura de sus experimentos o procesos a la hora de elegir entre una estufa y un horno de laboratorio.
Si necesita temperaturas inferiores a 300 °C y requiere un procesamiento eficaz de las muestras, un horno de laboratorio sería adecuado.
Sin embargo, si necesita temperaturas más altas y aplicaciones especializadas, puede ser necesario un horno de laboratorio.
Además, si necesita un entorno preciso y controlado para el crecimiento de cultivos, una incubadora sería más adecuada que un horno de laboratorio.
Las incubadoras proporcionan condiciones específicas de temperatura y humedad para favorecer el crecimiento de muestras biológicas.
En general, la elección entre un horno de laboratorio, un horno de laboratorio o una incubadora depende de los requisitos específicos de temperatura y de las aplicaciones del trabajo de laboratorio que se esté realizando.
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