La torrefacción y la pirólisis son procesos térmicos utilizados para convertir la biomasa en formas más utilizables, pero difieren principalmente en sus rangos de temperatura y en los productos que generan. La torrefacción es una forma más suave de pirólisis que se lleva a cabo a temperaturas más bajas, normalmente entre 200 y 300 °C, y se centra en mejorar las propiedades como combustible de la biomasa sin una producción significativa de gas. Por el contrario, la pirólisis puede producirse a un rango más amplio de temperaturas y suele tener como objetivo la obtención de diversos productos, como gases, líquidos y sólidos.
Torrefacción:
La torrefacción es un proceso en el que la biomasa se calienta en ausencia de oxígeno a temperaturas de entre 200 y 300ºC. Este proceso es más lento, a menudo tarda de horas a días, y está diseñado para eliminar la humedad y algunos volátiles de la biomasa. El objetivo principal de la torrefacción es mejorar la densidad energética y las propiedades de manipulación de la biomasa. Durante la torrefacción, la biomasa pierde entre el 20 y el 30% de su masa, pero conserva hasta el 90% de su contenido energético. El material resultante es hidrófobo, es decir, repele el agua, lo que mejora su estabilidad de almacenamiento. La torrefacción también aumenta la triturabilidad de la biomasa, lo que facilita su transformación en pellets o polvos para la combustión u otros usos.Pirólisis:
La pirólisis, por su parte, abarca una gama más amplia de temperaturas y puede clasificarse en pirólisis lenta, rápida e intermedia en función de la velocidad de calentamiento y el tiempo de residencia. El proceso consiste en calentar la biomasa en ausencia de oxígeno para descomponerla en sus partes constituyentes: gases, líquidos (bioaceite) y sólidos (biocarbón). La temperatura y la duración de la pirólisis influyen significativamente en el rendimiento de los productos. Por ejemplo, la pirólisis rápida a temperaturas en torno a 400-700°C es óptima para la producción de bioaceite, mientras que la pirólisis lenta a temperaturas más bajas (300-400°C) favorece la producción de biocarbón. La pirólisis intermedia, similar a la torrefacción, funciona a temperaturas en torno a 250-350°C, con el objetivo de producir un combustible sólido con características mejoradas.
Comparación: