La principal diferencia entre la pirólisis rápida y lenta de la biomasa radica en la velocidad del proceso, la temperatura y los principales productos obtenidos. La pirólisis rápida se caracteriza por altas velocidades de calentamiento, tiempos de permanencia cortos y temperaturas moderadas, y produce principalmente bioaceite y biogás. Por el contrario, la pirólisis lenta implica tasas de calentamiento más bajas, tiempos de permanencia más largos y temperaturas más bajas, dando como resultado biocarbón como producto principal.
Pirólisis rápida:
La pirólisis rápida es el sistema de pirólisis más utilizado. Funciona a altas velocidades de calentamiento (10-200°C/s), tiempos de residencia cortos (0,5-10 s) y temperaturas moderadas (400-600°C). Este proceso rápido está diseñado para maximizar la producción de bioaceite, que puede suponer hasta el 60% de la producción sobre una base de biomasa seca. Además, la pirólisis rápida produce un 20% de biocarbón y un 20% de gas de síntesis. Los rápidos ciclos de calentamiento y enfriamiento son cruciales para evitar la recondensación de vapores, que de otro modo reduciría la calidad y el rendimiento del bioaceite.Pirólisis lenta:
La pirólisis lenta, por su parte, es un proceso más pausado que tarda varias horas en completarse. El objetivo principal de la pirólisis lenta es producir biocarbón, un producto rico en carbono que puede utilizarse como enmienda del suelo o como combustible. El proceso implica un calentamiento más lento y tiempos de permanencia más largos, normalmente de unos 30 minutos. Este calentamiento más lento permite una carbonización más completa de la biomasa, lo que se traduce en mayores rendimientos de biocarbón. La contrapartida es una reducción significativa de la producción de bioaceite y gas de síntesis.