El metal que mejor funciona como elemento calefactor depende de los requisitos específicos de la aplicación, incluidos el rango de temperatura, el entorno y el coste. Para aplicaciones de temperatura baja a media, se suelen utilizar aleaciones de níquel-cromo (Ni-Cr), sobre todo las que tienen un alto contenido de níquel, debido a su alta resistividad, alto punto de fusión, bajo coeficiente de temperatura y resistencia a la oxidación. Para aplicaciones de mayor temperatura, se prefieren materiales como el wolframio y el molibdeno debido a sus puntos de fusión extremadamente altos y a su capacidad para funcionar en entornos de alta temperatura, aunque requieren un vacío o una atmósfera protectora para evitar la oxidación.
Aleaciones de níquel-cromo:
Las aleaciones de níquel-cromo, como Nichrome, son ideales para temperaturas de hasta 1.150°C. Ofrecen buena resistencia a la oxidación y tienen suficiente solidez, lo que las hace adecuadas para una amplia gama de aplicaciones, incluida la soldadura fuerte de aluminio y otros procesos a media temperatura. La adición de hierro a la aleación (formando aleaciones Ni-Cr-Fe) puede reducir el coste y disminuir ligeramente el umbral de temperatura de oxidación, lo que las hace adecuadas para su uso hasta 950°C. Estas aleaciones son favorables por su fiabilidad y eficacia en la transferencia de calor a la carga.Tungsteno y molibdeno:
Para procesos a temperaturas extremadamente altas, como el temple, la sinterización y la soldadura fuerte a alta temperatura, el tungsteno y el molibdeno son los materiales preferidos. El wolframio puede funcionar a temperaturas en torno a los 2.500 °C y se utiliza en altos niveles de vacío, mientras que el molibdeno puede utilizarse hasta los 1.900 °C. Ambos materiales requieren un vacío o una atmósfera protectora para evitar la oxidación, que podría degradar su rendimiento con el tiempo.
Otras consideraciones: