La pirólisis catalítica es una técnica utilizada para convertir residuos plásticos en aceite líquido y otros productos valiosos. Implica el uso de un catalizador de zeolita natural (NZ) modificado, que se ha mejorado mediante activación térmica y ácida. El proceso de pirólisis catalítica es más eficaz con los residuos plásticos de poliestireno (PS), ya que da lugar al mayor porcentaje de aceite líquido en comparación con los plásticos de polipropileno (PP) y polietileno (PE). La composición química del aceite de pirólisis se analiza mediante GC-MS, que revela un alto contenido aromático junto con algunos compuestos alifáticos y otros hidrocarburos. El análisis FT-IR también confirma la presencia de grupos funcionales aromáticos y otros hidrocarburos.
El aceite líquido producido mediante pirólisis catalítica tiene un valor calorífico superior (HHV) similar al del gasóleo convencional, que oscila entre 41,7 y 44,2 MJ/kg. Esto lo hace adecuado para diversas aplicaciones energéticas y de transporte tras su posterior tratamiento y refinado. La producción de aceite líquido a partir de residuos plásticos mediante pirólisis catalítica es un paso hacia el desarrollo de biorrefinerías basadas en la pirólisis, que tienen el potencial de convertir los residuos en energía y otros productos valiosos, contribuyendo a las economías circulares.
Sin embargo, existen retos técnicos, operativos y socioeconómicos que deben abordarse para maximizar los beneficios económicos y medioambientales de las biorrefinerías.
En una nota relacionada, la pirólisis asistida por microondas es otro proceso que puede utilizarse para reciclar una variedad de fracciones de residuos como neumáticos, lodos de depuradora, residuos agrícolas, residuos de madera, chatarra electrónica, cables y residuos plásticos. Este proceso utiliza energía de microondas para facilitar la pirólisis de estos materiales de desecho.
La pirólisis propiamente dicha es la descomposición térmica de materiales carbonosos en ausencia de oxígeno, que suele llevarse a cabo a altas temperaturas, entre 300 y 900 °C. Puede aplicarse a cualquier producto orgánico (a base de carbono) y puede convertir biomasas, neumáticos y plásticos en productos renovables. La pirólisis se diferencia de la combustión o la incineración en que es más respetuosa con el medio ambiente. El proceso consiste en exponer el material a altas temperaturas, lo que provoca la separación química y física en diferentes moléculas. El resultado es la formación de nuevas moléculas, a menudo con características superiores a las del residuo original.
La pirólisis tiene diversas aplicaciones y mercados. Los productos obtenidos de la pirólisis pueden utilizarse en la economía circular y verde, así como en mercados e industrias tradicionales como el sector energético. Ofrece una forma de aportar mayor valor a materiales y residuos comunes, lo que la convierte en un proceso importante para la industria actual. En el caso de los combustibles sólidos, la pirólisis puede utilizarse para producir carbón vegetal o un producto líquido conocido como bioaceite, que puede utilizarse como sustituto del fuelóleo o como materia prima para la producción de gasolina sintética o gasóleo.
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