La temperatura de un horno de craqueo puede variar mucho en función de la aplicación específica y de los materiales que se procesen.
Normalmente, estos hornos pueden funcionar a temperaturas que oscilan entre menos de 1.000 grados Celsius y más de 2.000 grados Celsius.
La elección de la temperatura del horno depende de los requisitos del proceso, como el descrudado térmico o los tratamientos específicos del material, como los que afectan a la circonia.
Rango de temperatura y capacidad
Los hornos de craqueo, al igual que los hornos de mufla, están diseñados para soportar altas temperaturas.
La mayoría de los fabricantes clasifican sus hornos para operar hasta 2400°F (1315°C), pero algunos ofrecen modelos capaces de alcanzar hasta 2650°F (1454°C).
Esta mayor capacidad de temperatura es beneficiosa para procesos que requieren ciclos de limpieza o tratamientos específicos a alta temperatura.
Disponer de un horno con un rango de temperatura que supere las necesidades inmediatas de la aplicación proporciona flexibilidad para futuras aplicaciones o requisitos inesperados.
Uniformidad de temperatura
La uniformidad de la temperatura dentro del horno es crucial para un procesamiento consistente.
La referencia proporciona detalles sobre las normas de uniformidad de temperatura según AMS 2750D, que varían en función del rango de temperatura:
- +/- 20°F (11°C) para 300-600°F (149-316°C), conforme a la Clase 4.
- +/- 15°F (8°C) para 600-900°F (316-482°C), conforme a la Clase 3.
- +/- 6°C (10°F) para 482-1371°C (900-2500°F), conforme a la Clase 2.
Procesos específicos y requisitos de temperatura
En procesos como el descortezado térmico, la temperatura suele oscilar entre 200°C y 550°C, en función del aglutinante y el metal utilizados.
Los hornos se calientan lentamente para evitar dañar las piezas al no convertir el aglutinante en gas con demasiada rapidez.
La atmósfera dentro del horno se controla para evitar la oxidación, utilizando gases inertes o reductores.
Mantenimiento y pruebas
Para mantener la integridad del entorno de procesamiento, los hornos se someten periódicamente a pruebas de estanqueidad.
Estas pruebas van precedidas de un funcionamiento en seco a alta temperatura (bake out) en el que el horno se calienta a una temperatura muy superior a su temperatura normal de funcionamiento y, a continuación, se enfría al vacío.
Este proceso ayuda a eliminar la humedad residual o las impurezas.
Consideraciones específicas del material
Para materiales como el óxido de circonio, la cocción a aproximadamente 1500℃ es óptima para obtener la máxima resistencia.
Las desviaciones de esta temperatura por tan poco como 150℃ pueden afectar significativamente la fuerza del material y otras propiedades.
Por lo tanto, es fundamental respetar la curva de sinterización recomendada por el fabricante.
En resumen, la temperatura de un horno de craqueo es muy variable y debe seleccionarse cuidadosamente en función del proceso específico y de los materiales implicados.
Garantizar la temperatura y uniformidad correctas es esencial para lograr los resultados deseados y mantener la integridad de los materiales que se procesan.
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