La temperatura para repujar cuero puede variar en función del tipo de cuero que se utilice. Para el cuero auténtico, la temperatura recomendada suele estar entre 100-130 grados Celsius (212-266 grados Fahrenheit) durante 1 segundo. En cambio, el cuero sintético requiere una temperatura más alta, de 160-180 grados Celsius (320-356 grados Fahrenheit).
Es importante tener en cuenta que la precisión de la temperatura es crucial para el éxito del repujado. Toda la superficie del cuero debe tener una temperatura precisa y constante para garantizar que el diseño se adhiera correctamente y resista los lavados y el uso repetido. Si la temperatura no es constante en toda la superficie, es posible que algunas partes del diseño se despeguen o se desprendan.
La precisión de la presión también es importante, sobre todo en el caso de ciertos adornos como pedrería y lentejuelas. Aplicar la cantidad correcta de presión puede garantizar una adhesión adecuada. Algunas prensas térmicas tienen un botón para ajustar la presión, mientras que otras tienen un indicador digital para mayor precisión.
Cuando se utiliza una miniprensa térmica para repujar cuero, suele haber tres ajustes de calor disponibles: bajo, medio y alto. Las temperaturas específicas de estos ajustes pueden variar, pero normalmente la temperatura baja es de unos 140 grados Celsius (284 grados Fahrenheit), la temperatura media es de unos 160 grados Celsius (320 grados Fahrenheit) y la temperatura alta es de unos 190 grados Celsius (374 grados Fahrenheit).
Es importante elegir la temperatura adecuada en función del tipo de cuero y del resultado deseado. Si se utiliza una temperatura demasiado alta, el cuero puede encogerse, burbujearse y arrugarse, mientras que si se utiliza una temperatura demasiado baja, es posible que no se consiga el efecto de repujado deseado.
Además del control de la temperatura, la presión y la velocidad de laminado también son factores importantes a tener en cuenta para obtener resultados óptimos. Un control adecuado de la presión de laminado ayuda a garantizar una adhesión correcta sin dañar la piel ni otros materiales implicados en el proceso.
En general, para obtener los mejores resultados en el repujado de cuero es necesario controlar cuidadosamente la temperatura, la presión y la velocidad, teniendo en cuenta el tipo de cuero y el resultado deseado.