Un joyero puede distinguir un diamante cultivado en laboratorio de un diamante natural con equipos especializados y comprobando su certificación, pero es difícil diferenciarlos a simple vista o con los métodos tradicionales.
Certificación y pruebas avanzadas:
El método más fiable para distinguir un diamante cultivado en laboratorio de uno natural es a través de la certificación de organizaciones de renombre como GIA o IGI. Estos certificados proporcionan información detallada sobre el origen del diamante. Además, es necesario realizar pruebas avanzadas en laboratorios gemológicos para identificar con certeza los diamantes cultivados en laboratorio. Los científicos utilizan instrumentos sofisticados para analizar diversas características, como los patrones de tensión, la composición de oligoelementos, las inclusiones, la fluorescencia y la fosforescencia, que difieren debido a las distintas condiciones de formación de los diamantes cultivados en laboratorio y los naturales.Similitudes físicas y químicas:
Los diamantes cultivados en laboratorio son químicamente similares en más de un 99% a los diamantes naturales y presentan las mismas propiedades ópticas. Pueden ser incoloros (D-E-F) y muy transparentes, similares a los diamantes naturales de alta calidad. Las 4C (talla, claridad, color y peso en quilates) se pueden utilizar para evaluar la calidad de ambos tipos de diamantes, por lo que es difícil diferenciarlos sin un equipo de pruebas especial.
Diferencias de coste:
Los diamantes cultivados en laboratorio suelen ser un 60-70% más baratos que los diamantes naturales, lo que puede ser una pista para que un joyero sospeche que un diamante puede ser cultivado en laboratorio si el precio es significativamente más bajo. Sin embargo, éste no es un método definitivo, ya que el precio también puede variar en función de otros factores, como la demanda del mercado y las características específicas del diamante.
Herramientas gemológicas especializadas: