El recocido es un proceso de tratamiento térmico que se utiliza habitualmente para ablandar metales, cambiar su microestructura y aumentar su ductilidad. Los metales que se someten a recocido son los metales brillantes no férreos, el acero inoxidable, los aceros eléctricos y los aceros con bajo contenido en carbono.
Metales brillantes no férreos:
El recocido brillante se realiza normalmente en metales no ferrosos en una atmósfera inerte de nitrógeno, hidrógeno o argón para limitar la oxidación. A menudo se prefiere el uso de hidrógeno puro para este proceso. Este método ayuda a mantener el acabado brillante de la superficie de estos metales, que es importante para sus propiedades estéticas y funcionales.Acero inoxidable:
El acero inoxidable es otro metal que se somete a recocido. El proceso consiste en calentar el acero a una temperatura elevada y luego enfriarlo lentamente. Este tratamiento ayuda a reducir las tensiones internas, aumentar la ductilidad y mejorar la conformabilidad. Es crucial para los aceros inoxidables utilizados en aplicaciones que requieren tenacidad y resistencia a la tensión.
Aceros eléctricos y aceros bajos en carbono:
Los aceros eléctricos, esenciales para los núcleos de transformadores e inductores, se suelen recocido para mejorar sus propiedades magnéticas. Del mismo modo, los aceros con bajo contenido en carbono se recuecen para mejorar su maquinabilidad y conformabilidad. Esto es especialmente importante en los procesos de fabricación en los que estos aceros deben conformarse o mecanizarse sin fracturarse.Detalles del proceso:
El proceso de recocido consiste en calentar el metal a una temperatura específica en la que la estructura cristalina se vuelve fluida pero el metal permanece sólido. Esta temperatura se mantiene el tiempo suficiente para que cualquier defecto del material se repare por sí solo. A continuación, el metal se enfría lentamente hasta alcanzar la temperatura ambiente, lo que contribuye a producir una estructura cristalina más dúctil. Este enfriamiento lento es crucial, ya que permite que los átomos se reorganicen de manera más uniforme, reduciendo las tensiones internas y aumentando la ductilidad del metal.