Las desventajas del endurecimiento incluyen el aumento de la fragilidad, los cambios dimensionales, la calidad comprometida de la caja endurecida y los conflictos potenciales entre las propiedades superficiales deseadas y las propiedades a granel.
Aumento de la fragilidad: Los procesos de endurecimiento, como el tratamiento térmico, pueden aumentar significativamente la resistencia de los materiales. Sin embargo, este aumento de la resistencia suele producirse a costa de una reducción de la tenacidad y un aumento de la fragilidad. Por ejemplo, la cementación o el temple pasante aumentan la resistencia, pero pueden hacer que el material sea más quebradizo. Para mitigar este efecto, las piezas suelen templarse o revenirse para reducir su fragilidad. El grado de templado necesario depende de la resistencia final deseada del material. Si el material es demasiado quebradizo tras el endurecimiento, puede ser necesario recocido o retemplado para mejorar su ductilidad y utilidad.
Cambios dimensionales: Los procesos de endurecimiento pueden provocar cambios dimensionales significativos en los materiales. Esto requiere mayores reservas de material para acomodar estos cambios durante las operaciones de postprocesado. Los cambios dimensionales pueden afectar al ajuste final y al funcionamiento de los componentes, especialmente en aplicaciones de precisión.
Calidad comprometida de la caja templada: La calidad de la caja templada puede verse comprometida durante las operaciones posteriores al tratamiento térmico, como el rectificado. Estas operaciones pueden eliminar la zona de mayor dureza, que era el objetivo principal del proceso de temple. Además, problemas como la oxidación intergranular/ataque intergranular (IGO/IGA) y la oxidación superficial (dealloying) pueden producirse hasta cierta profundidad, afectando a la integridad y el rendimiento de la superficie templada.
Conflictos entre propiedades superficiales y a granel: El endurecimiento suele centrarse en la mejora de las propiedades superficiales, como la dureza y la resistencia al desgaste. Sin embargo, estas mejoras pueden entrar en conflicto con las propiedades generales del material, que pueden ser necesarias para mantener una alta estabilidad mecánica, facilidad de fabricación o bajo coste del material. En muchas aplicaciones de alta tecnología, los componentes se fabrican con materiales compuestos cuyas propiedades superficiales difieren significativamente de las propiedades generales. Esto puede suponer un reto a la hora de conseguir un equilibrio entre la dureza superficial (para la resistencia al desgaste) y la tenacidad global (para la resistencia a la propagación de grietas), ya que un único material puede no satisfacer ambas demandas de forma eficaz.
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