La presión para la cerámica isostática suele oscilar entre 21 y 210 MPa (3000 y 30000 psi). Esta presión se aplica durante el proceso de prensado isostático, que es un método utilizado para conformar polvos cerámicos o refractarios con las formas deseadas. El proceso consiste en compactar un polvo seco o semiseco en un molde elastomérico sumergido en un líquido a presión, a menudo con la ayuda de herramientas rígidas como un mandril de acero.
El prensado isostático es ventajoso por varias razones, como la baja distorsión en la cocción, la contracción constante en la cocción y la capacidad de prensar piezas con formas internas complejas. También permite una mayor densidad en el producto final en comparación con el prensado mecánico. El proceso puede clasificarse en tres tipos: prensado isostático en frío (CIP), prensado isostático en caliente (WIP) y prensado isostático en caliente (HIP). El CIP es el más común y consiste en consolidar los polvos a temperatura ambiente, mientras que el WIP y el HIP implican el prensado a temperaturas elevadas, utilizándose el HIP para aplicaciones de alto rendimiento en las que es crucial alcanzar toda la densidad teórica.
A pesar de sus ventajas, el prensado isostático tiene algunos inconvenientes, como la menor precisión de las superficies prensadas, que requieren un mecanizado posterior, y los menores índices de producción en comparación con otros métodos como la extrusión o la compactación en matriz. El proceso es especialmente útil para producir piezas cerámicas grandes o complejas con densidad uniforme y tensiones internas mínimas.
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