La temperatura de tratamiento térmico del aluminio suele oscilar entre 315°C (600°F) y 1.040°C (1.900°F), dependiendo del proceso específico y de las propiedades deseadas de la aleación de aluminio. Los distintos procesos de tratamiento térmico, como el recocido, el alivio de tensiones y el envejecimiento, se realizan a distintas temperaturas para lograr resultados específicos.
Recocido: Este proceso se utiliza para ablandar las aleaciones de aluminio, haciéndolas más dúctiles y fáciles de mecanizar o conformar. El recocido se realiza normalmente a temperaturas superiores a los 315°C (600°F), alcanzando a menudo los 1.040°C (1.900°F) para determinadas aleaciones. El aluminio se calienta a la temperatura requerida, se mantiene durante un tiempo determinado para garantizar un calentamiento uniforme y, a continuación, se enfría lentamente para conservar las propiedades deseadas.
Alivio de tensiones: Se trata de un proceso a menor temperatura que el recocido, que suele realizarse por debajo de 204°C (400°F) para el aluminio. El objetivo es aliviar las tensiones internas que pueden haberse desarrollado durante los procesos de fabricación, como el conformado, el mecanizado o el laminado. El metal se calienta a una temperatura más baja, se mantiene durante un tiempo y luego se enfría uniformemente para minimizar las tensiones residuales sin alterar significativamente la dureza o resistencia del material.
Envejecimiento: Este proceso implica un cambio en las propiedades de ciertas aleaciones de aluminio en función del tiempo y la temperatura. El envejecimiento puede realizarse a temperatura ambiente (envejecimiento natural) o a temperaturas elevadas (envejecimiento artificial). El envejecimiento artificial se realiza normalmente a temperaturas que oscilan entre 120°C y 200°C (250°F y 400°F) e implica calentar el aluminio a estas temperaturas durante un tiempo específico para precipitar uno o más compuestos de la solución sólida, mejorando la resistencia y la dureza de la aleación.
Soldadura fuerte y tratamiento térmico en hornos de aire: Para la soldadura fuerte de aleaciones de aluminio, los hornos están diseñados para funcionar a temperaturas inferiores a 650°C (1.202°F), con una precisión de control de la temperatura de ±3°C. Los componentes se calientan a la temperatura de soldadura fuerte y se mantienen durante un tiempo específico, normalmente entre 30 y 120 segundos, para garantizar una unión adecuada sin causar difusión o corrosión perjudiciales.
Tratamiento térmico al vacío: Para los productos funcionales de aluminio que requieren propiedades dieléctricas específicas, el tratamiento térmico se realiza a menudo en un entorno de vacío para evitar la sobreoxidación de la superficie. El tratamiento térmico al vacío consiste en calentar el aluminio en un horno con un alto grado de vacío (más de 6,7×10-2Pa) hasta alcanzar la temperatura requerida, normalmente entre 600°F y 1.900°F (315°C y 1.040°C), y después dejar que se enfríe de forma natural en el vacío.
Cada uno de estos procesos se adapta para conseguir propiedades mecánicas y físicas específicas en las aleaciones de aluminio, en función de los requisitos de la aplicación. La temperatura y la duración precisas de cada proceso de tratamiento térmico son fundamentales para lograr los resultados deseados.
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