La deposición en nanotecnología se refiere al proceso de crear capas finas o gruesas de una sustancia sobre una superficie sólida, átomo a átomo o molécula a molécula. Este proceso da lugar a un recubrimiento que altera las propiedades de la superficie del sustrato, en función de la aplicación prevista. El grosor de estas capas puede variar desde un solo átomo (nanómetro) hasta varios milímetros, según el método de deposición y el material utilizado.
Métodos de deposición:
Las técnicas de deposición son muy variadas e incluyen métodos como la pulverización, el revestimiento por rotación, el chapado y la deposición al vacío. La deposición al vacío, en particular, tiene importantes aplicaciones en nanotecnología debido a su capacidad para producir capas finas uniformes a escala atómica. Este método incluye el depósito físico en fase vapor (PVD) y el depósito químico en fase vapor (CVD), que se diferencian por la fuente del vapor (físico para el PVD y químico para el CVD).Deposición al vacío en nanotecnología:
La deposición al vacío, en concreto la PVD, ha sido fundamental para el crecimiento de nanohilos y nanobelts. El proceso suele implicar la sublimación de materiales fuente en forma de polvo a altas temperaturas. Suelen utilizarse polvos de óxido de gran pureza, y los gradientes de temperatura se consiguen haciendo pasar agua de refrigeración por etapas sobre el recinto. Este método permite controlar con precisión el grosor y la uniformidad de las capas, algo crucial para las aplicaciones a nanoescala.
Tecnologías de deposición de capas finas:
La deposición de capas finas es una tecnología fundamental para fabricar circuitos integrados y cada vez más importante en nanotecnología. Este proceso consiste en aplicar un revestimiento fino a una superficie convirtiendo el material de revestimiento a partir de un estado de vapor o disuelto mediante diversas técnicas como la electricidad, el calor elevado, las reacciones químicas o la evaporación. Uno de los tipos más antiguos y comunes de deposición de películas finas es la galvanoplastia, en la que un objeto se sumerge en un baño químico que contiene átomos de metal disueltos, y una corriente eléctrica hace que estos átomos se depositen sobre el objeto.