Una desventaja de los sistemas de calefacción por resistencia eléctrica es su elevado coste de funcionamiento, debido a que la electricidad es relativamente cara en comparación con otros combustibles como el gas o el petróleo.
Explicación:
Los sistemas de calefacción por resistencia eléctrica son muy eficientes, ya que convierten directamente la energía eléctrica en calor mediante el efecto I2R (corriente al cuadrado por resistencia). Sin embargo, esta eficacia no se traduce en rentabilidad si se tienen en cuenta los gastos de funcionamiento. Las tarifas eléctricas suelen ser más elevadas que las del gas o el gasóleo, por lo que los costes de funcionamiento de los hornos eléctricos son significativamente más altos. Esta presión financiera puede ser un gran inconveniente para los propietarios de viviendas y las empresas, especialmente en las regiones donde los precios de la electricidad son particularmente altos.Más detalles:
La eficiencia de la calefacción por resistencia eléctrica proviene de la conversión directa de la energía eléctrica en calor sin pérdidas significativas, a diferencia de los sistemas que dependen de la combustión, en los que el calor puede perderse a través de conductos de humos y chimeneas. Sin embargo, el coste de la electricidad, que es el combustible de estos sistemas, suele ser más caro que el de alternativas como el gas natural o el petróleo. Esto hace que el coste operativo global de los hornos eléctricos sea más elevado, a pesar de su eficiencia.
En algunos casos, para mitigar los altos costes de la electricidad, los hornos eléctricos se combinan con bombas de calor. Este enfoque híbrido puede ayudar a reducir la dependencia de la electricidad sola para la calefacción, reduciendo potencialmente los costes energéticos globales. Sin embargo, esta solución requiere una inversión adicional y puede no ser viable o económica en todas las situaciones.Otra cuestión relacionada es el mantenimiento y la vida útil de los elementos calefactores eléctricos. Los elementos eléctricos pueden requerir una sustitución más frecuente en comparación con otras tecnologías de calefacción, como los tubos radiantes de gas, que pueden durar más tiempo. Esto se añade a los costes generales de mantenimiento y al tiempo de inactividad asociado a los sistemas de calefacción por resistencia eléctrica.
Conclusión: