Los hornos de grafito son más sensibles que los hornos de llama debido principalmente a su capacidad para generar temperaturas más elevadas y mantener una atmósfera controlada y reductora. Esto mejora la precisión y exactitud de las mediciones analíticas, especialmente en la espectroscopia de absorción atómica.
Mayor capacidad de temperatura:
Los hornos de grafito pueden alcanzar y mantener temperaturas extremadamente altas, lo que es crucial para la vaporización y atomización de muestras en procesos analíticos. Las altas temperaturas facilitan una atomización más completa y rápida de la muestra, lo que conduce a una señal más fuerte en la espectroscopia de absorción atómica. Esto es especialmente beneficioso para detectar oligoelementos que podrían no atomizarse eficazmente a temperaturas más bajas.Atmósfera reductora controlada:
Los hornos de grafito funcionan en una atmósfera fuertemente reductora, que es crucial para evitar la oxidación de la muestra y de los componentes del horno. Esta atmósfera la mantiene el propio grafito y puede mejorarse haciendo pasar un gas neutro o reductor a través del horno. El entorno reductor protege la muestra de la oxidación, que puede alterar la composición e interferir en los resultados analíticos. Esto es particularmente importante para los elementos que se oxidan fácilmente o para las muestras que contienen matrices complejas.
Mayor precisión y sensibilidad:
La combinación de altas temperaturas y una atmósfera reductora en los hornos de grafito permite un control más preciso del proceso de calentamiento. Esta precisión conduce a una detección más exacta y sensible de los elementos, ya que las condiciones pueden optimizarse para cada analito específico. La capacidad del horno de grafito para manejar pequeños volúmenes de muestra también contribuye a su sensibilidad, ya que permite la detección de concentraciones más bajas de analitos.
Durabilidad y mantenimiento: