El wolframio es un material muy adecuado para elementos calefactores debido a sus excepcionales propiedades térmicas, en particular su elevado punto de fusión y su resistencia a la oxidación y la fluencia a temperaturas elevadas. Sin embargo, requiere una manipulación cuidadosa y unas condiciones ambientales específicas para evitar la fragilización y la oxidación.
Alto punto de fusión y estabilidad térmica:
El tungsteno tiene el punto de fusión más alto de todos los metales conocidos, a 3422°C (6192°F), lo que permite utilizarlo en aplicaciones de muy alta temperatura sin perder su integridad estructural. Esta propiedad hace del tungsteno una opción ideal para elementos calefactores en hornos de vacío y otros procesos de alta temperatura. Su capacidad para mantener una baja presión de vapor y una alta resistencia a la tracción incluso a temperaturas superiores a los 1650°C (3000°F) mejora aún más su idoneidad para entornos tan exigentes.Resistencia a la oxidación y la corrosión:
Aunque el tungsteno es muy resistente a la oxidación y la corrosión, debe protegerse de la exposición al aire a temperaturas elevadas. El tungsteno se oxida rápidamente por encima de los 1200°C (2192°F), lo que puede provocar la degradación del material. Por ello, suele utilizarse en vacío o en atmósferas controladas para evitar la oxidación. Esta resistencia a la oxidación y la corrosión también contribuye a su durabilidad y longevidad en aplicaciones de calentamiento.
Susceptibilidad a los choques mecánicos y térmicos:
A pesar de sus muchas ventajas, el tungsteno es susceptible a la fragilización y a los choques mecánicos y térmicos. Para mitigar estos problemas, los elementos calefactores de tungsteno deben utilizarse con un sistema de control de temperatura de rampa que limite la potencia aplicada durante las condiciones de arranque en frío. Esto ayuda a evitar el sobrecalentamiento y la posterior fragilización.Versatilidad y aplicaciones específicas:
El conjunto único de propiedades del tungsteno, incluida su baja expansión térmica, su alta conductividad eléctrica y térmica y su alto módulo de elasticidad, lo hacen indispensable en diversas aplicaciones especializadas. Se utiliza no sólo en procesos generales de tratamiento térmico, sino también en procesos más especializados de alta temperatura, como la metalización al vacío y la construcción de zonas calientes para hornos de vacío.