Un crisol cerámico puede soportar distintos niveles de calor en función de su composición y de las condiciones específicas en las que se utilice.
Para un crisol de alúmina con una pureza del 99,70%, puede soportar temperaturas de hasta 1800°C en una atmósfera redox de 1650°C-1700°C. Presenta un buen aislamiento a altas temperaturas y resistencia mecánica.
Un crisol cerámico con un 85% de alúmina puede soportar temperaturas de hasta 1400°C en una atmósfera de reducción-oxidación de 1290℃~1350℃. También tiene un excelente aislamiento a altas temperaturas y resistencia mecánica, con una gran conductividad térmica y una baja expansión térmica.
Un crisol cerámico con un 99% de alúmina, sometido a una atmósfera de reducción-oxidación de 1650℃~1700℃, puede soportar temperaturas de hasta 1800°C. Tiene excelentes propiedades de aislamiento a altas temperaturas, resistencia mecánica, gran conductividad térmica y baja expansión térmica. No reacciona con el aire, vapor de agua, hidrógeno o CO incluso a 1700℃.
Es importante señalar que los crisoles cerámicos de alúmina son adecuados para fundir muestras con sustancias ácidas como K2S2O7, pero no son aplicables para fundir muestras con sustancias alcalinas como NaOH, Na2O2, Na2CO3, ya que pueden provocar corrosión en el crisol. Los crisoles cerámicos de alúmina también deben mantenerse alejados del ácido fluorhídrico (HFA).
Los crisoles de grafito arcilloso y carburo de silicio con aglomerante de carbono y aglomerante cerámico se utilizan ampliamente para fundir y mantener diversos metales y aleaciones. El intervalo de temperatura de estos crisoles varía entre 400 °C/750 °F y 1600 °C/2912 °F, dependiendo del metal específico que se esté fundiendo.
Se da un ejemplo específico de un crisol de alta forma de alúmina (Al2O3) >99,6% con una capacidad de 1000 ml, que puede utilizarse a temperaturas de funcionamiento de hasta 1750°C tanto en atmósferas oxidantes como reductoras. Es inerte al hidrógeno, al carbono y a los metales refractarios.
Cuando se utilizan crisoles de alúmina, es importante seguir las instrucciones adecuadas de calentamiento y enfriamiento para minimizar el riesgo de choque térmico. Se recomienda un calentamiento y enfriamiento graduales, con velocidades de calentamiento de 150-300°C por hora y velocidades de enfriamiento a menudo la mitad de la velocidad de calentamiento (75-150°C por hora).
En resumen, la tolerancia al calor de un crisol cerámico depende de su composición, con crisoles de alúmina capaces de soportar temperaturas de hasta 1800°C en determinadas condiciones. Es importante tener en cuenta la aplicación específica y seguir las instrucciones del fabricante para un uso óptimo y la longevidad del crisol.
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