El recocido es un proceso de tratamiento térmico que altera las propiedades físicas y a veces químicas de un material para aumentar su ductilidad y reducir su dureza, haciéndolo más trabajable. Las precauciones durante el recocido incluyen un control cuidadoso de la atmósfera del horno, purgar el horno con un gas inerte para reducir los niveles de oxígeno y garantizar la atmósfera correcta para el material específico que se está tratando.
Control de la atmósfera del horno:
La atmósfera del horno es crucial durante el recocido, ya que puede afectar a la calidad de la superficie y a las propiedades del material. Para el recocido brillante, en el que se desea una superficie limpia y sin incrustaciones, el horno debe ser hermético y llenarse con una atmósfera libre de oxígeno, vapor de agua y dióxido de carbono. Esto puede conseguirse utilizando una válvula de aire antirretorno que expulse el aire y los aceites absorbidos durante el calentamiento e impida la reentrada de oxígeno durante el enfriamiento.Purga con gas inerte:
Antes del calentamiento, el horno debe purgarse con un gas inerte como el nitrógeno o un gas exotérmico pobre para reducir el contenido de oxígeno a menos del 1%. Esto se controla normalmente utilizando un analizador de oxígeno. Una práctica común es realizar al menos cinco cambios de volumen de la atmósfera del horno por hora para garantizar una purga completa.
Selección de la atmósfera protectora:
La elección de la atmósfera protectora depende del tipo de metal, la temperatura de tratamiento, la contaminación de la pieza y el acabado superficial deseado. Las atmósferas protectoras pueden ser gases generados, puros o mixtos y se seleccionan para evitar la oxidación o descarburación de las piezas metálicas. Las atmósferas de aire o las que utilizan productos de combustión de quemadores de fuego directo no son adecuadas para evitar la oxidación o descarburación.
Etapas del recocido: