Un crisol de grafito de gran pureza es la opción más adecuada para fundir oro debido a su conductividad superior, sus propiedades de expansión térmica y su compatibilidad química con el oro. La superficie interior lisa del crisol también minimiza la adherencia al fundir aleaciones metálicas.
Crisoles de grafito de gran pureza:
Los crisoles de grafito están fabricados con un 99,9% de grafito puro, que ofrece una conductividad térmica y una estabilidad excelentes. Esto es crucial para fundir oro, ya que requiere altas temperaturas sin riesgo de reacción entre el crisol y el oro fundido. El punto de fusión del grafito (unos 3.600 °C) supera con creces el punto de fusión del oro (1.064 °C), lo que garantiza que el crisol pueda soportar las temperaturas necesarias sin romperse.Compatibilidad química:
El grafito es químicamente inerte, lo que significa que no reacciona con el oro ni con otros metales a altas temperaturas. Esto es importante para evitar la contaminación del oro y garantizar la longevidad del crisol. A diferencia de los crisoles de acero, que pueden escamarse y contaminar la masa fundida, los crisoles de grafito mantienen su integridad y pureza.
Expansión térmica:
El grafito tiene un bajo coeficiente de expansión térmica, lo que significa que se expande mínimamente cuando se calienta. Esta propiedad ayuda a mantener la forma y la integridad estructural del crisol durante el proceso de calentamiento y enfriamiento, reduciendo el riesgo de grietas o roturas.Superficie interior lisa:
El interior liso de los crisoles de grafito ayuda a evitar que el oro se pegue a las paredes del crisol, facilitando el vertido del oro fundido sin pérdidas. Esto es especialmente importante en la fundición de precisión y la fabricación de joyas, donde es crucial minimizar los residuos y mantener la pureza.