El recipiente del crisol que puede soportar altas temperaturas y se utiliza para metal y vidrio suele estar hecho de alúmina de gran pureza (Al2O3). Este material es capaz de soportar temperaturas de funcionamiento de hasta 1750°C y es inerte al hidrógeno, al carbono y a los metales refractarios, por lo que es adecuado para su uso tanto en atmósferas oxidantes como reductoras.
Crisoles de alúmina de gran pureza:
Los crisoles de alúmina de gran pureza son ideales para aplicaciones de alta temperatura debido a su excelente resistencia térmica e inercia química. La alúmina (Al2O3) es un material refractario, lo que significa que puede soportar temperaturas muy elevadas sin fundirse ni descomponerse. Esta propiedad la hace adecuada para fundir materiales con puntos de fusión elevados, como metales y vidrios especiales.Resistencia a la temperatura:
La capacidad de los crisoles de alúmina para soportar temperaturas de hasta 1.750 °C es crucial para procesos que requieren mucho calor, como la fusión de metales y vidrio. Esta resistencia a altas temperaturas garantiza que el propio crisol no se degrade ni reaccione con los materiales que se están fundiendo, lo que podría contaminar los metales o el vidrio.
Inercia química:
Los crisoles de alúmina son inertes al hidrógeno, al carbono y a los metales refractarios. Esta inercia química es esencial porque impide cualquier reacción química no deseada entre el crisol y los materiales que se están procesando. Por ejemplo, en metalurgia, donde los crisoles se utilizan para fundir y colar metales y aleaciones, el crisol no debe reaccionar con los metales para mantener la pureza y las propiedades de las aleaciones.Versatilidad en la atmósfera:
Estos crisoles pueden utilizarse tanto en atmósferas oxidantes como reductoras. Esta versatilidad es importante en entornos industriales y de laboratorio en los que se requieren diferentes tipos de atmósferas en función de los materiales específicos que se estén procesando. Por ejemplo, algunos metales requieren una atmósfera reductora para evitar la oxidación, mientras que otros pueden necesitar una atmósfera oxidante para facilitar ciertas reacciones.