Un crisol es un recipiente utilizado principalmente para fundir sustancias, sobre todo elementos metálicos, en entornos de alta temperatura. Es esencial en diversas industrias, como la metalurgia, la fabricación de vidrio, la cerámica y la joyería, debido a su capacidad para soportar temperaturas extremas y mantener la estabilidad química.
Uso en laboratorio:
Los crisoles se utilizan habitualmente en laboratorios para calentar compuestos químicos a altas temperaturas. Están disponibles en varios tamaños y suelen venir con tapa. Estos recipientes están fabricados con materiales como porcelana, alúmina o metales inertes, que son resistentes a las altas temperaturas y a las reacciones químicas. Las tapas suelen ser holgadas para permitir la salida de gases durante el calentamiento. Los crisoles de porcelana pequeños, de unos 10 a 15 ml, se utilizan con frecuencia para el análisis químico gravimétrico y suelen desecharse tras su uso debido a su coste relativamente bajo.Uso industrial y manufacturero:
En entornos industriales, los crisoles son cruciales para fundir y moldear metales y aleaciones en metalurgia, fabricar vidrios especiales en la producción de vidrio y cocer cerámica a altas temperaturas. Pueden ser tan pequeños como una taza de té o tan grandes como para contener varias toneladas de metal. Los crisoles pueden estar fijos dentro de un horno o estar diseñados para extraerlos y verterlos después de la fusión. Se utilizan en varios tipos de hornos, como los de combustible, los de resistencia eléctrica y los de inducción.
Selección de crisoles:
La elección del crisol adecuado depende de los requisitos específicos de la operación, incluidos los parámetros de temperatura, químicos y físicos implicados. El material del crisol debe tener un punto de fusión superior al de las sustancias que contiene y debe ser químicamente compatible para evitar reacciones que puedan provocar el deterioro del crisol o la contaminación de la masa fundida.
Uso histórico: