La ventaja del temple es que permite el enfriamiento rápido del metal, lo que da como resultado un alto nivel de dureza. Esto es especialmente beneficioso para conseguir las propiedades mecánicas deseadas en materiales como el acero para herramientas, el acero para matrices, el acero rápido y el acero de ultra alta resistencia. El temple en aceite y en vacío también puede dar como resultado una pieza brillante con buenas propiedades organizativas y sin oxidación ni descarburación de la superficie.
En el temple en aceite al vacío, la ausencia de oxígeno durante el proceso protege las piezas y el aceite de la oxidación. También reduce la combustión del aceite en comparación con los métodos convencionales de temple con aceite. La eficacia de enfriamiento del aceite y su viscosidad permanecen estables a lo largo del tiempo, lo que mejora la reproducibilidad de los resultados. El control de la presión del aceite y de sus especificaciones de enfriamiento permite optimizar las condiciones de temple, encontrando el compromiso adecuado entre velocidad y homogeneidad y, por tanto, entre dureza y deformación. El temple en aceite al vacío es especialmente ventajoso para piezas de gran sección o aceros de baja templabilidad, ya que ofrece una gran eficacia de enfriamiento y un margen de seguridad.
Por otro lado, el temple presenta algunos inconvenientes. El enfriamiento rápido con agua, aunque es eficaz para conseguir dureza, puede provocar la deformación y el agrietamiento del metal. Esto puede comprometer el material e inutilizarlo. Además, el temple con gas puede dar lugar a un mayor gradiente de temperatura en la pieza, lo que puede requerir ajustes para lograr las características mecánicas deseadas y reducir la distorsión. El temple con gas puede no ser eficaz para piezas macizas y de acero de baja aleación, ya que puede resultar difícil conseguir la dureza del núcleo.
En general, el temple ofrece la ventaja de un enfriamiento rápido y un aumento de la dureza, pero también tiene algunos inconvenientes como la distorsión y el agrietamiento. La elección del método de temple, ya sea agua, aceite o gas, debe hacerse en función del material específico y de los resultados deseados.
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