La principal diferencia entre una estufa de laboratorio y un horno radica en sus rangos de temperatura, aplicaciones y diseño. Las estufas de laboratorio suelen funcionar a temperaturas más bajas y se utilizan para aplicaciones generales de calentamiento y secado, mientras que los hornos pueden alcanzar temperaturas mucho más altas y se emplean en procesos más especializados, como la incineración o la pérdida por ignición.
Gama de temperaturas:
Los hornos de laboratorio suelen funcionar a temperaturas más bajas, adecuadas para procesos como el secado, la cocción y el curado. Están diseñados para mantener unas condiciones de calentamiento controladas a lo largo del tiempo, a menudo con características de seguridad como termostatos independientes para evitar el desbordamiento térmico. Por el contrario, los hornos de laboratorio pueden alcanzar temperaturas mucho más altas, lo que los hace adecuados para procesos de calentamiento más intensos, como la incineración o la calcinación. Los hornos se diseñan con paredes aislantes más gruesas para mantener eficazmente estas altas temperaturas.Aplicaciones:
Los hornos de laboratorio son versátiles y se utilizan habitualmente en diversas industrias para tareas rutinarias de calentamiento. Existen diferentes modelos, desde los de sobremesa hasta los de pie, y pueden ser eléctricos o funcionar con gas natural o LP. Sus aplicaciones suelen ser menos especializadas y se centran más en las necesidades generales de los laboratorios. Por otro lado, los hornos se utilizan para procesos específicos de alta temperatura que requieren que la muestra se caliente dentro de una cámara de horno. Estos procesos suelen implicar el uso de crisoles cerámicos o metálicos especiales y son integrales en industrias en las que son necesarios tratamientos a alta temperatura.
Diseño y estética: