El grafito puede soportar altas temperaturas, pero su rendimiento depende en gran medida de las condiciones ambientales, sobre todo de la presencia de oxígeno. En condiciones controladas, el grafito puede utilizarse a temperaturas de hasta 3000°C, lo que lo hace adecuado para diversas aplicaciones de alta temperatura, como la sinterización y el tratamiento térmico.
Sensibilidad a la oxidación y al medio ambiente:
El grafito es sensible al oxígeno y comienza a oxidarse alrededor de los 500°C cuando se expone al aire. Esta oxidación puede provocar una rápida pérdida de masa y degradación estructural, especialmente con exposiciones repetidas. Para mitigarlo, el grafito suele utilizarse en entornos con niveles reducidos de oxígeno o en condiciones de vacío. Por ejemplo, a presiones de hasta 10-2 torr, el grafito puede utilizarse hasta 2450°C, y a 10-4 torr, puede funcionar hasta 2150°C.Propiedades mecánicas y térmicas:
El grafito presenta una elevada resistencia mecánica y una excelente resistencia al choque térmico, lo que contribuye a su longevidad en aplicaciones de alta temperatura. Su capacidad para soportar ciclos rápidos de calentamiento y enfriamiento sin cambios dimensionales significativos lo hace ideal para procesos que requieren un control preciso de la temperatura. Los elementos calefactores de grafito están diseñados para ser más gruesos que los de otros materiales para mantener la estabilidad mecánica, y funcionan a tensión reducida y corriente más alta para gestionar eficazmente su resistencia eléctrica.
Aplicaciones e idoneidad: