El grafito sufre varios cambios cuando se calienta, principalmente oxidación, transformación estructural y cambios en las propiedades mecánicas.
Oxidación del grafito a temperaturas elevadas:
El grafito es sensible al oxígeno y comienza a oxidarse cuando se expone al aire a temperaturas en torno a los 500°C (932°F). Este proceso de oxidación puede provocar una rápida pérdida de masa, de hasta un 1% diario en determinadas condiciones. La exposición prolongada al aire a altas temperaturas provoca el adelgazamiento del material de grafito, lo que finalmente conduce a un fallo estructural. Esta sensibilidad a la oxidación limita el uso práctico del grafito en el aire a altas temperaturas y hace necesario su uso en atmósferas controladas o inertes.Cambios estructurales por tratamiento térmico:
El tratamiento térmico del grafito, especialmente en atmósfera inerte, puede provocar cambios estructurales significativos conocidos como grafitización. Este proceso consiste en calentar el grafito hasta 3000°C, lo que hace que las estructuras de carbono desordenadas o defectuosas se reorganicen en un cristal tridimensional más perfecto de grafito puro. Las capas de grafito, conocidas como grafeno, se alinean y aumentan de tamaño, lo que mejora la calidad y las propiedades generales del grafito. Esta transformación mejora el rendimiento del material en aplicaciones de alta tecnología.
Cambios en las propiedades mecánicas:
El calentamiento del grafito desde la temperatura ambiente hasta temperaturas elevadas, como 2.000 °C, puede provocar un aumento de su resistencia mecánica. Este comportamiento contraintuitivo se debe a una disminución de las tensiones internas del material a medida que aumenta la temperatura. Este efecto de refuerzo permite utilizar el grafito en aplicaciones más exigentes, en las que puede soportar cargas mayores y soportar temperaturas más elevadas sin fallar. Además, esta propiedad permite diseñar sistemas más pequeños y eficientes que requieren menos soporte.
Conductividad eléctrica y térmica: