La porcelana de baja fusión es un tipo de porcelana que se cuece a temperaturas más bajas que la porcelana estándar. Este tipo de porcelana es especialmente importante en el proceso de fijación de esmaltes sobrevidriados en piezas de porcelana, ya que evita la decoloración de los pigmentos que puede producirse a temperaturas más elevadas.
Resumen de la respuesta:
La porcelana de baja fusión se cuece a temperaturas que oscilan entre 750 y 950 °C, que son significativamente más bajas que las temperaturas utilizadas para la cocción inicial de la porcelana. Esta cocción a baja temperatura es crucial para la aplicación de esmaltes sobrevidriados, ya que las temperaturas más elevadas pueden provocar la decoloración de los pigmentos. El proceso suele durar entre cinco y doce horas, seguidas de un periodo de enfriamiento de más de doce horas.
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Explicación detallada:Finalidad de las bajas temperaturas de cocción:
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La razón principal para utilizar bajas temperaturas de cocción es preservar la integridad de los colores del esmalte sobreglaseado. La mayoría de los pigmentos de esmalte son sensibles a las altas temperaturas y pueden decolorarse si se someten a las temperaturas necesarias para cocer el cuerpo de porcelana y el esmalte. Al utilizar un horno de mufla, que aísla los objetos de la fuente directa de calor, se puede controlar la temperatura para evitar que se dañen los esmaltes.
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Proceso en hornos de mufla:
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Los hornos de mufla están diseñados específicamente para este fin y suelen ser más pequeños que los hornos utilizados para la cocción principal de porcelana. El aislamiento de los objetos de la fuente de calor, conseguido originalmente mediante el diseño del horno, garantiza que la temperatura se mantenga dentro del rango óptimo para los esmaltes. Con los hornos modernos que utilizan electricidad, el aislamiento no consiste tanto en evitar el contacto directo con la llama como en controlar con precisión la temperatura.Duración y enfriamiento:
El proceso de cocción en un horno de mufla suele durar entre cinco y doce horas, dependiendo de los requisitos específicos de los esmaltes utilizados. Tras la cocción, el horno se deja enfriar durante un periodo superior a doce horas. Este enfriamiento controlado es esencial para evitar el choque térmico y garantizar que los esmaltes se adhieran correctamente a la superficie de porcelana.