El grafito, aunque es ventajoso en muchas aplicaciones de alta temperatura debido a su estabilidad térmica, resistencia a altas temperaturas y baja densidad, tiene varias desventajas significativas. Entre ellas, su tendencia a absorber vapores y liberar micropartículas, lo que puede provocar problemas de contaminación, y problemas medioambientales relacionados con el proceso de grafitización.
Problemas de contaminación:
Se sabe que el grafito absorbe vapores y libera micropartículas, especialmente cuando se utilizan capas unidas. Esta característica puede ser especialmente problemática en aplicaciones en las que la pureza del material es crucial, como en la fabricación de semiconductores o en determinados tipos de procesos de sinterización. La liberación de micropartículas puede contaminar el entorno circundante o los materiales que se procesan, lo que puede comprometer la calidad y el rendimiento del producto final. Esto requiere un control cuidadoso y, potencialmente, pasos adicionales de limpieza o purificación, lo que aumenta la complejidad y el coste del proceso de fabricación.Preocupaciones medioambientales:
El proceso de grafitización, que es esencial para producir materiales de grafito de alta calidad, puede generar emisiones y productos de desecho, incluidos gases de efecto invernadero y residuos sólidos. Estos impactos medioambientales son significativos y requieren una gestión cuidadosa. Los fabricantes deben aplicar medidas para mitigar estos impactos, como la captura y el tratamiento de las emisiones y la eliminación adecuada de los residuos sólidos. El cumplimiento de la normativa medioambiental aumenta los costes operativos y la complejidad del uso del grafito en aplicaciones industriales. Esto también pone de relieve los retos de sostenibilidad más amplios asociados al uso del grafito, que pueden llegar a ser más críticos a medida que se endurecen las normativas medioambientales y aumentan las expectativas de la sociedad en cuanto a prácticas sostenibles.