El hidrógeno se utiliza en el recocido principalmente por su alta eficacia en la transferencia de calor y su papel en la prevención de la fragilización por hidrógeno. Este proceso consiste en calentar los componentes en una atmósfera de hidrógeno, normalmente a temperaturas de entre 200 y 300 grados Celsius.
Alta eficacia de transferencia de calor:
El hidrógeno tiene un coeficiente de transferencia de calor más elevado que el aire o las mezclas tradicionales de hidrógeno y nitrógeno. Esta propiedad hace del hidrógeno un medio más eficaz para la transferencia de calor durante los procesos de recocido. Como resultado, se utiliza ampliamente en el tratamiento térmico de componentes fundidos y soldados, especialmente en piezas de acero. La eficaz transferencia de calor garantiza un calentamiento uniforme del material, lo que resulta crucial para conseguir unas propiedades mecánicas uniformes en todo el componente.Prevención de la fragilización por hidrógeno:
La fragilización por hidrógeno es un problema importante en metalurgia, especialmente en el caso del acero, donde el hidrógeno puede provocar grietas y una degradación significativa de las propiedades mecánicas, como la ductilidad y la resistencia a la fractura. Para combatirlo, se emplea el recocido con bajo contenido en hidrógeno, también conocido como "horneado". Este proceso consiste en calentar el material en un entorno controlado de hidrógeno a temperaturas en torno a los 200 ºC. A esta temperatura, los átomos de hidrógeno pueden difundirse fuera del metal, reduciendo el riesgo de fragilización. Este método es especialmente eficaz y se utiliza inmediatamente después de los procesos de soldadura, revestimiento o galvanizado para eliminar los átomos de hidrógeno encerrados que podrían causar fragilización.
Otras aplicaciones en el tratamiento térmico:
Las atmósferas de hidrógeno también se utilizan en otras operaciones de tratamiento térmico como la sinterización, la soldadura fuerte y la metalización. En la sinterización, el hidrógeno ayuda a limpiar las piezas y a evitar la oxidación, algo especialmente importante en los procesos con metales en polvo. En la soldadura fuerte, el hidrógeno actúa como fundente, reduciendo los óxidos superficiales y permitiendo el flujo y la adhesión adecuados del material de soldadura. Estas aplicaciones ponen de relieve la versatilidad del hidrógeno para potenciar diversos procesos metalúrgicos mejorando la transferencia de calor y facilitando las reacciones químicas necesarias para la formación de enlaces fuertes o la eliminación de elementos perjudiciales como el hidrógeno.
Consideraciones de seguridad: