El acero inoxidable puede utilizarse como crisol para fundir metales con puntos de fusión más bajos, como el aluminio y el zinc, pero tiene limitaciones e inconvenientes que deben tenerse en cuenta.
5 consideraciones clave
1. Punto de fusión y compatibilidad de materiales
Los crisoles de acero inoxidable pueden utilizarse para metales como el aluminio y el zinc, que tienen puntos de fusión muy inferiores a los del acero.
Esto se debe a que estos metales no superan el punto de fusión del acero inoxidable, lo que le permite funcionar como contenedor sin fundirse.
2. Incrustación y contaminación
Un inconveniente importante del uso de crisoles de acero inoxidable es el problema de las incrustaciones.
La superficie interior del crisol de acero puede escamarse, lo que puede contaminar la masa fundida.
Esta contaminación no sólo es indeseable para la pureza del metal que se funde, sino que también acelera el desgaste del crisol, reduciendo su vida útil.
3. Protección y revestimiento
Para mitigar el problema de las incrustaciones, puede aplicarse un revestimiento como el marcote-7 al interior del crisol de acero inoxidable.
Este revestimiento proporciona una barrera entre el acero y el metal que se funde, reduciendo el riesgo de contaminación e incrustación.
Sin embargo, la eficacia de estos revestimientos puede variar y es posible que no eliminen por completo el problema.
4. Propiedades térmicas e idoneidad
El acero inoxidable, aunque mecánicamente fuerte, no ofrece las mejores propiedades térmicas para su uso en crisoles.Puede que no tenga la resistencia al choque térmico necesaria para los cambios rápidos de temperatura, que son comunes en los procesos de fusión.