El aluminio y el acero pueden soldarse, pero el proceso y los requisitos de cada metal difieren significativamente debido a sus diferentes propiedades y puntos de fusión.
Soldadura fuerte del aluminio:
Las aleaciones de aluminio pueden soldarse si su temperatura de solidificación es superior a la temperatura mínima de soldadura del metal de aportación utilizado. Normalmente, la temperatura de solidificación debe superar los 600°C (1112°F). Sin embargo, no todas las aleaciones de aluminio son adecuadas para la soldadura fuerte. Por ejemplo, muchas aleaciones de aluminio fundido con una temperatura de solidificación en torno a los 570°C no pueden soldarse. Además, el contenido de magnesio en la aleación es crucial; si supera el 2%, la capa de óxido se vuelve demasiado estable, dificultando la soldadura fuerte. Las aleaciones de aluminio adecuadas para la soldadura fuerte son las series no endurecibles, como las series 1xxx, 3xxx y 5xxx, con bajo contenido de magnesio.
El proceso de soldadura fuerte del aluminio implica el uso de un metal de aportación con un punto de fusión entre 580-620°C (1076-1148°F), que es inferior al punto de fusión del metal base. El metal de aportación, normalmente en forma de tira o rollo, se coloca entre los componentes que se van a unir. Cuando se calienta, el metal de aportación se funde y rellena los huecos, solidificándose al enfriarse para formar una unión resistente. Los métodos más comunes de soldadura fuerte del aluminio son la soldadura fuerte a la llama y la soldadura fuerte en horno.Soldadura fuerte del acero:
El acero, debido a su punto de fusión más alto que el aluminio, requiere técnicas de soldadura fuerte y metales de aportación diferentes. El método más común para soldar acero es utilizar un metal de aportación con un punto de fusión más bajo, como las aleaciones de cobre-fósforo o níquel. La temperatura de soldadura del acero suele oscilar entre 900 °C y 1150 °C, dependiendo del metal de aportación y del tipo de acero.
La soldadura fuerte del acero consiste en calentar el conjunto hasta el punto de fusión del metal de aportación sin fundir el acero base. El metal de aportación fluye hacia la unión por capilaridad, creando una fuerte unión al enfriarse. Este proceso suele realizarse en un entorno controlado, como un horno o un soplete de oxicorte, para garantizar un control preciso de la temperatura.