Los revestimientos PVD son muy duraderos y ofrecen una resistencia superior a la corrosión y los arañazos. Se aplican a nivel molecular, lo que permite un control preciso de sus propiedades, como la dureza y la adherencia, haciéndolos más duraderos que los revestimientos tradicionales. Los revestimientos PVD también son resistentes a condiciones ambientales como la corrosión y la oxidación, lo que garantiza un aspecto duradero y sin manchas.
Durabilidad de los revestimientos PVD:
Los revestimientos PVD se consideran los más duraderos del mercado. Se aplican a nivel atómico o molecular, lo que permite un alto nivel de control sobre la densidad, estructura y estequiometría de las películas. Esta precisión da como resultado revestimientos muy resistentes al desgaste, con valores de dureza superficial que superan incluso los de los aceros más duros.Resistencia a la corrosión y los arañazos:
La estabilidad química de los revestimientos PVD es significativamente mayor que la de los revestimientos tradicionales, lo que se traduce en una mayor resistencia a la corrosión en diversos entornos, como la humedad, los ácidos y la oxidación. Esta resistencia se debe al uso de carburos, nitruros y óxidos de metales, que son químicamente más inertes que sus formas metálicas puras. Además, los revestimientos de PVD son muy resistentes a los arañazos, lo que los hace ideales para aplicaciones en las que la integridad de la superficie es crucial.
Aplicación y longevidad:
Los revestimientos PVD se aplican en un entorno de vacío, lo que elimina el oxígeno y la humedad, evitando la oxidación y otras formas de degradación. Este método de aplicación también garantiza una fuerte unión entre el revestimiento y el sustrato, independientemente del material de base, ya sea metal, plástico, vidrio o cerámica. Los revestimientos se aplican a bajas temperaturas, lo que hace que el proceso sea versátil y accesible en diversas industrias.Aspecto e impacto medioambiental: