La soldadura fuerte es un proceso crucial que implica temperaturas superiores a 450°C (840°F) y puede llegar hasta 1150°C (2100°F). Esta gama depende de los materiales y metales de aportación utilizados. La elección de la temperatura de soldadura es fundamental. Debe ser lo suficientemente alta para fundir el metal de aportación, pero no tan alta como para dañar los materiales base o alterar sus propiedades.
Temperatura de fusión del metal de aportación
La soldadura fuerte requiere temperaturas suficientes para fundir el metal de aportación. Por lo general, esto significa que la temperatura debe ser al menos 25°C (50°F) superior a la temperatura de liquidus del metal de aportación. La temperatura de liquidus es el punto en el que el metal de aportación pasa del estado sólido al líquido. Esto garantiza que el metal de aportación fluya adecuadamente para formar una unión resistente.
Evitar daños en los materiales base
La temperatura de soldadura debe seleccionarse cuidadosamente para evitar el sobrecalentamiento de los materiales base. El sobrecalentamiento podría provocar deformaciones, fusión o cambios en la microestructura del material que podrían reducir su resistencia o su resistencia a la corrosión. Por ejemplo, al soldar acero inoxidable austenítico, deben evitarse las temperaturas dentro del rango de sensibilización (500-850°C) para prevenir la precipitación de carburos de cromo, que pueden reducir la resistencia a la corrosión.
Integración con el tratamiento térmico
En algunos casos, como ocurre con los inoxidables martensíticos, puede ser necesario que la temperatura de soldadura fuerte coincida con la temperatura de temple para integrar el proceso de soldadura fuerte con el proceso de tratamiento térmico. Alternativamente, la temperatura de soldadura fuerte debe ser inferior a la temperatura de revenido para evitar el reblandecimiento del material base durante la soldadura fuerte.
Enfriamiento y temple
Tras el proceso de soldadura fuerte, las piezas se dejan enfriar lentamente hasta una temperatura en la que el metal de aportación se solidifica, a menudo alrededor de 980°C (1800°F). A continuación, puede iniciarse el enfriamiento rápido mediante temple con gas, pero sólo después de asegurarse de que la temperatura es al menos 25°C (50°F) inferior a la temperatura de solidificación de la aleación de soldadura fuerte para evitar que la aleación fundida se desprenda de la unión durante el temple.
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