Un buen crisol se caracteriza por su capacidad para soportar altas temperaturas, mantener la estabilidad química y física y ser compatible con los materiales que contiene. Los requisitos específicos de un crisol dependen del tipo de metales que se fundan, del método de carga del horno y de las características operativas necesarias para la aplicación específica.
Resistencia a la temperatura y compatibilidad:
Un crisol debe tener un punto de fusión superior al de los materiales que debe contener. Esto garantiza que el crisol no se degrade bajo las altas temperaturas necesarias para fundir metales. Además, el material del crisol debe ser químicamente compatible con las sustancias fundidas para evitar reacciones que podrían provocar el deterioro del crisol y la contaminación de la masa fundida.Material y diseño para metales específicos:
La elección del material y el diseño del crisol dependen en gran medida del tipo de metales o aleaciones que se funden. Por ejemplo, los crisoles de carburo de silicio son adecuados para fundir aleaciones a base de cobre en hornos de combustible debido a su alta resistencia al choque térmico. En otros tipos de hornos, se prefieren los crisoles de alta densidad para evitar la erosión. Es crucial adaptar las características del crisol a los requisitos operativos específicos para garantizar la seguridad, el rendimiento y la longevidad.
Resistencia mecánica y resistencia a los daños físicos:
Los crisoles utilizados en entornos en los que están sometidos a golpes físicos o a una manipulación brusca, como cuando se cargan con materiales pesados, requieren una gran resistencia mecánica y a los impactos. Los crisoles con un alto contenido en carbono y una estructura de grafito direccionalmente orientada son ejemplos de diseños que ofrecen una excelente resistencia a los impactos. Un esmalte protector duradero también es esencial para evitar daños por oxidación en el crisol.Resistencia química y propiedades no humectantes:
Para refinar y fundir metales preciosos, los crisoles deben tener propiedades no humectantes para garantizar la limpieza del metal y evitar su penetración. Esto se consigue mediante una estructura densa del material del crisol y un esmalte protector duradero. Estas propiedades también ayudan a reducir la acumulación de escoria, lo que facilita la limpieza del crisol.