El tratamiento térmico es un proceso crucial en metalurgia que altera las propiedades físicas y mecánicas de los materiales. He aquí los cinco tipos comunes de procesos de tratamiento térmico:
1. Recocido
El recocido consiste en calentar el material a una temperatura específica y, a continuación, enfriarlo lentamente.
El objetivo del recocido es ablandar el material, haciéndolo más dúctil y menos quebradizo.
Esto se consigue permitiendo que los átomos se reorganicen en una configuración más estable, lo que reduce las tensiones internas y mejora la trabajabilidad del material.
2. Enfriamiento
El temple es un proceso de enfriamiento rápido que suele realizarse sumergiendo el material calentado en agua, aceite u otro medio refrigerante.
Este proceso se utiliza para endurecer el material transformando su microestructura en una fase más dura, a menudo martensita en el caso del acero.
El enfriamiento rápido es crucial para los materiales que necesitan alta resistencia y resistencia al desgaste.
3. Revenido
Después del temple, los materiales pueden volverse demasiado quebradizos.
El revenido es un proceso en el que el material templado se recalienta a una temperatura más baja y luego se enfría lentamente.
Esto reduce la fragilidad y aumenta la tenacidad al transformar parte de la martensita en fases más blandas.
El resultado es un material resistente y dúctil a la vez.
4. Normalización
La normalización consiste en calentar el material a una temperatura superior a su punto crítico y, a continuación, enfriarlo en aire.
Este proceso refina la estructura del grano y mejora las propiedades mecánicas del material, como la ductilidad y la resistencia.
El normalizado se utiliza a menudo para devolver el material a su estado original después de que otros procesos hayan alterado sus propiedades.
5. Cementación
También conocido como endurecimiento superficial, este proceso consiste en añadir una fina capa de material más duro sobre la superficie de un metal más blando.
Esto se consigue calentando el metal en presencia de un entorno rico en carbono o nitrógeno.
El resultado es un material con una superficie dura y resistente al desgaste y un núcleo duro y dúctil, ideal para aplicaciones en las que el material está sometido a desgaste superficial.
Cada uno de estos procesos de tratamiento térmico está diseñado para alterar la microestructura del material de formas específicas con el fin de conseguir las propiedades mecánicas deseadas.
La elección del tratamiento térmico depende de los requisitos específicos de la aplicación y de las propiedades del material a tratar.
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