La gama de frecuencias de un horno de inducción suele oscilar entre 50 y 400 kHz, aunque puede ser superior en función de requisitos operativos específicos como la velocidad de fusión, el tipo de material y el volumen del horno. Para volúmenes de fusión más pequeños, se suelen utilizar frecuencias más altas. La elección de la frecuencia es crucial, ya que las frecuencias más bajas ofrecen una mayor penetración en el metal, fenómeno conocido como profundidad superficial.
El horno de inducción funciona según el principio de la inducción electromagnética, que consiste en hacer pasar una corriente alterna a través de una bobina para generar un campo magnético. Este campo induce corrientes de Foucault en el metal, provocando su calentamiento y fusión. La frecuencia de la corriente influye directamente en la eficiencia y eficacia del proceso de calentamiento.
En concreto, las frecuencias más bajas (como las situadas en el extremo inferior de la gama de 50-400 kHz) son beneficiosas para grandes volúmenes de metal porque proporcionan una penetración más profunda, lo que permite un calentamiento y una fusión más uniformes. Por el contrario, las frecuencias más altas se utilizan para volúmenes más pequeños, ya que pueden calentar el metal con mayor rapidez y eficacia.
Además, la referencia menciona que un horno eléctrico de inducción, que también se conoce como horno eléctrico de frecuencia media, funciona a frecuencias generalmente entre 150-8000 Hz. Esta categorización en frecuencias medias es significativa para diferentes aplicaciones dentro del ámbito del calentamiento por inducción, como hornos de calentamiento de frecuencia media, hornos de fusión y otros.
En el texto también se diferencian varios tipos de fuentes de alimentación para calentamiento por inducción, como las de frecuencia media y las de superfrecuencia, cada una con sus rangos de frecuencia y aplicaciones específicas. Por ejemplo, las máquinas de calentamiento por inducción de frecuencia media, que funcionan entre 1kHz y 10kHz, se suelen utilizar para operaciones a gran escala como el templado, el revenido y el calentamiento de piezas de gran tamaño.
En resumen, la gama de frecuencias de un horno de inducción se adapta a las necesidades operativas específicas, con un rango típico de 50 a 400 kHz, ajustable en función de factores como el volumen y el tipo de material que se funde. Esta flexibilidad en la selección de frecuencias garantiza un rendimiento y una eficacia óptimos en diversas aplicaciones industriales.
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