El recocido es un proceso crítico que requiere una cuidadosa atención a los detalles para garantizar tanto la seguridad como la eficacia.
4 pasos clave para garantizar la seguridad y la eficacia
1. Purgar la atmósfera del horno
Antes de calentar la carga de trabajo, es fundamental purgar el horno con un gas inerte como el nitrógeno o un gas exotérmico pobre.
Este paso es esencial para eliminar el oxígeno y evitar la oxidación del material que se está recociendo.
La purga se considera completa cuando el contenido de oxígeno se reduce a menos del 1%, medido normalmente con un analizador de oxígeno.
Una práctica común es asegurar al menos cinco cambios de volumen de la atmósfera del horno en una hora para purgar eficazmente el sistema.
2. Mantenimiento de una atmósfera protectora
La atmósfera del horno desempeña un papel fundamental en el proceso de recocido.
Para el recocido brillante, cuyo objetivo es evitar la formación de escamas de óxido y mantener un acabado superficial brillante, la atmósfera debe estar libre de oxígeno, vapor de agua y dióxido de carbono.
Esto puede conseguirse utilizando un horno hermético equipado con una válvula de aire antirretorno.
Durante el calentamiento, el aire y los aceites absorbidos son expulsados a través de la válvula debido a la expansión, y durante el enfriamiento, la válvula impide la entrada de oxígeno u otros gases, preservando así la superficie brillante del material.
3. Control de las velocidades de calentamiento y enfriamiento
El proceso de recocido consiste en calentar el material a una temperatura determinada y enfriarlo a continuación a una velocidad controlada.
Las temperaturas y velocidades de enfriamiento exactas dependen del material y del resultado deseado, como el ablandamiento para mejorar la mecanizabilidad o el alivio de tensiones.
El control adecuado de estos parámetros es crucial para conseguir las propiedades deseadas del material y evitar daños o distorsiones.
4. Control de la atmósfera para aplicaciones específicas
Para diferentes materiales y aplicaciones, el tipo de atmósfera protectora utilizada puede variar.
La elección del gas o de las mezclas de gases depende de factores como el metal tratado, la temperatura de tratamiento, la contaminación de la pieza y los requisitos de la superficie.
El control de la atmósfera es a menudo una consideración crítica para asegurar que se consiguen las propiedades deseadas sin comprometer la integridad del material.
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