La temperatura de la soldadura fuerte en horno suele oscilar entre 500 °C y 1.200 °C, dependiendo de los materiales que se unan y del metal de aportación específico que se utilice. Esta amplia gama se adapta a diferentes tipos de metales y aleaciones, garantizando que el metal de aportación se funde y fluye adecuadamente para crear una unión fuerte sin dañar los materiales base.
Aluminio y aleaciones de aluminio:
Para los componentes de aluminio, el horno se calienta a una temperatura entre 575-590°C (1070-1100°F), dependiendo de la aleación específica. La uniformidad de la temperatura es crucial, con una tolerancia de ±5,5°C (±10°F) o mejor. Esto se consigue utilizando hornos de temperatura controlada de múltiples zonas. Los niveles de vacío deben mantenerse en el rango de 10-5 mbar (10-5 Torr) o mejor para evitar la contaminación y garantizar la calidad de la unión soldada.Cobre y aleaciones de cobre:
En el caso del cobre y sus aleaciones, el horno se evacua primero a una presión baja de 10-2 a 10-4 mbar (10-2 a 10-4 Torr) para eliminar el aire residual. A continuación, se eleva la temperatura hasta aproximadamente 955°C (1750°F) para desgasificar y eliminar la contaminación superficial. La temperatura final de la soldadura fuerte suele estar entre 1100-1120°C (2000-2050°F), bajo una presión parcial del gas inerte de hasta 1 mbar (0,75 Torr) para inhibir la evaporación del cobre.
Proceso general de soldadura fuerte:
La temperatura del horno se aumenta gradualmente hasta alcanzar la temperatura de soldadura fuerte para garantizar una distribución adecuada del calor y minimizar las tensiones térmicas. Una vez alcanzada la temperatura de soldadura fuerte, se mantiene durante un tiempo determinado para permitir que el metal de aportación se funda, fluya y humedezca los metales base, formando una unión resistente. Tras el proceso de soldadura fuerte, el horno se enfría lentamente a temperatura ambiente para minimizar aún más las tensiones térmicas y la distorsión.
Condiciones atmosféricas: